A la precisión alemana se opuso el ingenio polaco
La mayoría de los textos de historia considera el ataque alemán al destacamento polaco de Westerpaltte, en la desembocadura del río Vístula al Mar Báltico, como el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo esta comienza unos minutos antes en los puentes de Tczew.
En la mañana del 1º se septiembre de 1939 los puentes se encontraban cruzados por una maraña de cables y de explosivos. Los Zapadores del Segundo Batallón de Tiradores tienen una orden clara: Volar el puente ante cualquier agresión germana. Estos puentes tenían para los alemanes un valor estratégico enorme, por aquí planeaban cruzar sus unidades de tierra desde Prusia.
Para evitar su voladura por parte de los polacos, los alemanes dispondrán de una operación digna de la precisión de un cirujano, una escuadra de cazabombarderos Stuka intentará cortar los cables mediante un bombardeo, evitando así la detonación de los explosivos.
A las 04:40 una escuadrilla de 3 aviones al mando del Teniente Bruno Dilley bombardeó los cables.El ataque fue exitoso, los cables fueron cortados sin haber detonado las cargas explosivas en los puentes y los alemanes procedieron a avanzar con un tren lleno de soldados, con el propósito de tomar la cabecera de los puentes.
Pero a la precisión alemana se opondrá el ingenio polaco. Los ferroviarios del puesto del otro lado del Vístula, simplemente bajarán la palanca que mueve los rieles y enviarán el tren con todos sus hombres a una vía muerta dando tiempo, a los zapadores a empalmar los cables y volar el puente.
Sin embargo, los ferroviarios e inspectores de aduana de Szymankowo, pagaron caro su accionar patriótico. Todos fueron fusilados con sus familias, siendo las primeras víctimas del nazismo de la Segunda Guerra Mundial.
Andrés Chowanczak
Vicepresidente de la Unión de los Polacos en la República Argentina